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El Boggle

No sé cuántas horas pasamos jugando al Boggle. Si no recuerdo mal, lo trajeron mi papá y mis dos hermanas mayores cuando volvieron de Orlando. Un juego relativamente sencillo: veinticinco dados con una letra en cada cara, ubicados aleatoriamente en un tablero de cinco por cinco. Las instrucciones venían en inglés, lógicamente, pero eran bastante claras. Había que encontrar la mayor cantidad posible de palabras, usando letras que se tocaran entre sí en el tablero, en cualquier sentido pero sin usar la misma dos veces en una palabra. Había otro indicio de que no era una producción autóctona, la ausencia de eñes y exceso de doblevés (que después de un tiempo resolvimos aceptar como emes). El tiempo era limitado. Recuerdo patentemente el apuro por escribir, la prisa al ver la falsa arena caer en el reloj que determinaba la duración de cada ronda. Esa prisa era desesperación cuando no lograba formar ninguna palabra, y si veía las manos de lxs demás escribiendo, era peor. Pero eso pasaba poc
A veces quiero salir de mí. Siento eso en este momento. No sé si me odio, si me quiero, si me tengo lástima, creo que pasé por todas esas emociones y ahora sólo siento que quiero salir de mí. Entonces googleo "quiero salir de mí" y mientras escribo veo que el buscador sugiere o trata de predecir distintas formas de no entender que esa era la frase completa: quiero salir de mi país, quiero salir de mi depresión, quiero salir de mis deudas, quiero salir de mi zona de confort, quiero salir de mi cuenta de facebook, quiero salir de mi casa. Qué curioso, pienso. Yo sólo quería buscar "quiero salir  de mí" pero parece que no hay resultados para eso. Quizás Google sabe que eso no es una posibilidad. Quizá me está diciendo que soy una conformación de cosas más específicas (por ejemplo las que sugirió o trató de predecir) y que tengo que empezar a precisar un poquito más mis demandas. ¿De qué quiero salir? ¿De dónde?

Entrada en calor

29 de abril. 20:47hs Entrada en calor (escribir cinco minutos sin parar). Hoy me desperté en el sillón. A veces duermo allí, no sé si para cambiar de ambiente o por alguna aversión a la cama. No lo había pensado así, en realidad, pero me figuro la cama ahora mientras escribo y se representa en mi cabeza como un espacio grande y frío, lejano, hasta expulsivo. Hoy me desperté en el sillón y me di cuenta de que me había despertado varias veces en las últimas horas, y de que no por seguir intentándolo iba a despertar más cómoda una próxima vez. Al mismo tiempo, me di cuenta de que estaba descansada y no necesitaba seguir durmiendo para poder comenzar el día. Me desperté en ese sillón cada vez más destartalado y me pregunté por qué me hacía eso y me disponía voluntariamente a dormir en un ¿amoblamiento? ¿es un mueble? ¿cómo se dice, a qué categoría pertenece? Bueno, en un sillón, que sé que es más incómodo que la cama. Me lo pregunté y no tuve respuesta. Me estiré un poco (quizás

Prueba

Esta es una entrada de prueba. ¿Por qué un blog en 2020? Porque estoy saturada de las redes sociales con todo su frenesí, su odio, su inmediatez y porque 16 años después de mi primer blog, creo que no está todo dicho y que vale la pena volver a expresar palabras